lunes, 8 de junio de 2009

Memorias del Siglo XX en Frutillar

El presente Sitio es uno de los productos del desarrollo del programa nacional “Memorias del Siglo XX” en la Comuna de Frutillar. El Programa fue impulsado por la Dibam (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos), para ser ejecutado desde las Bibliotecas y Museos Dibam, y que consiste en detectar desde la comunidad hitos de interés común de la historia local, tales como: recuerdo de hechos, actividades, personas, instituciones y otros, que no hayan sido editados ni publicados formalmente.

Primera Jornada de Trabajo, realizada el 13 de Agosto de 2008, en la Biblioteca de FrutillarUno de los hitos diagnosticados como de interés local y propuesto desde la primera asamblea de personas invitadas a participar del programa, fue indagar cómo y por qué se inició el poblamiento poblacional del sector Pantanosa de la Comuna de Frutillar, uno de los sectores más alejados de lo que conocemos como Frutillar Alto, el cual hoy en día se anexa al área urbana, pero que en sus inicios significó un poblamiento aislado.

El objetivo de este Sitio, es poner a disposición y promever el resultado de un trabajo colectivo que acuño distintos relatos y testimonios que fueron transcritos, interpretados y registrados y que se constituyen en un importante patrimonio histórico local, que debe ser atesorado y traspasado a las generaciones actuales y a las generaciones venideras.

viernes, 5 de junio de 2009

Metodología de Trabajo para abordar el Hecho de interés común: El Poblamiento de Pantanosa.

Largas jornadas de trabajo, iniciadas en el mes de Agosto de 2008, con un equipo de personas de la comunidad, nos nutrieron de una historia no contada ni sabida acerca del Poblamiento en Pantanosa, que se respalda en imágenes raídas por el tiempo, en recuerdos y testimonios, en asombrosos diálogos y relatos de personas antiguas, algunos descendientes directos de colonos y otras de las generaciones venideras. Cada jornada y sus distintos episodios fueron grabados, transcritos y registrados, constituyéndose en una rica materia prima para los registros del Programa Memorias del Siglo XX y para la construcción del presente sitio.

Testimonio oral en Jornada de Trabajo

jueves, 4 de junio de 2009

Antecedentes del Poblamiento de Pantanosa

Propiedad del Terreno...

Antes de la llegada de los primeros colonos de Pantanosa, el terreno era de propiedad de la Armada de Chile, quienes habían asentado una Base Naval para las comunicaciones a través de la instalación de dos Antenas Radiales que hacían enlace con Puerto Montt.

Origen del Nombre...

El terreno de Pantanosa, era un monte muy húmedo y barroso, de difícil acceso para personas y animales, era muy común que se inundará en cada invierno, razón por la cual los primeros colonos lo denominaron Pantanosa.

Nos cuenta la Señora Clénida Nié que: "el origen del nombre se refería a que los terrenos más que húmedos eran pantanosos, uno al pisar, el barro chupaba la bota o el zapato, no era solo agua, esta era una tierra… Cuando hicieron el camino principal, que hoy es Los Aromos, el barro lo sacaban por camionadas y tuvieron que sacar mucho barro para poder poner ripio, para que quede apto para el tránsito".

Inicio del poblamiento...

Por orden de la Armada, se inicia el poblamiento, y se inicia con familias de trabajadores que prestaban servicios en la limpieza de los territorios de su propiedad y en la extracción de leña. La Armada no les pagaba un salario, razón por la cual les entregó a cada familia una hijuela para su uso familiar, con la indicación de que “hasta donde alcancen a limpiar es de ustedes”, indicación que motivó a los colonos a trabajar incansablemente en la limpieza de sus terrenos.

¡Siempre se buscaba limpiar más!, nos cuenta la Señora Olga Emhart, también, que su padre trabajaba para la armada; “mi papá limpiaba… no descansaba, no dejaba ni un día libre, era muy trabajador, mi papá que trabajó poco tiempo para la armada, después lo dejaron que lo use no más, que lo explote”.

lunes, 1 de junio de 2009

Familias Colonas

Inician y dan vida a este territorio cinco familias colonas, siendo estos; Don Plutarco Serón, Santiago Andrade Navarro, Fabián Cárcamo, Roberto Maldonado e Isaías Emhart Ampuero.

Deslinde Hijuela N° 3, de 7 hectáreas y 7 áreas, asignada al Colono Isaías Emhart


Don Plutarco Serón, a quien se le asignó la Hijuela N° 4.
A don Plutarco no se le conoció descendencia, se dice que tuvo un hijo pero no se recuerda haberle conocido una esposa.

Don Santiago Andrade Navarro, a quién se le asignó la Hijuela N° 7.
Llegó al lugar con su esposa Matilde Gómez, con la cual tuvo trece hijos: Pedro, Ismael, Adalio, Adelicia, Rosa, Clarisa, Eliseo, Nora, Florentina, Delfina, Guillermina, Prosperina y Marta, la menor de todos. Desde que llegó Don Santiago al lugar, los vecinos lo apodaron como "Sapito del Barro", haciendo alusión al terreno en que vivía y a su estatura. El apodo trascendió en el tiempo, y es conocido y mencionado hasta la actualidad de esta forma.

La señora Adelicia Andrade nos cuenta: "yo tenía 10 años cuando llegué ahí (hoy tengo 75 años), lo que recuerdo del lugar es que era sólo monte, lleno de quila y todo con barro, empantanado, mi primera casa en el sector era de “junquillos”, se construyó con palitos partidos. Mi padre se dedicaba a vender leña en el pueblo. Su madre, Matilde, recordada por todos los invitados por "su disponibilidad para ayudar al club deportivo, hasta les cocinaba a los deportistas. Además, se recuerda a la familia Andrade por sus comidas, especialmente cuando alguien fallecía, ya que se seguía la costumbre de que la familia preparara una “olla” de cazuela de cordero, por lo que no faltaba en todo velorio. Además, ella hacía sonar una campana para el año nuevo, gracias a ello toda la población sabia que había llegado un nuevo año".

Don Fabián Cárcamo, a quien se le asignó la Hijuela N° 8.
Vivió con su esposa Rosita Ancapán, junto a sus cuatro hijos: Ema, Alberto, Elba y Alejandro, más conocido como "capán". La Señora Rosita tenía una hija de soltera de igual nombre a ella, quien ante la muerte de su madre, se unió a Don Fabián Cárcamo, naciendo de esta unión dos hijos: Felisa y Benigno.

Don Roberto Maldonado, quien vivió junto a su esposa Doña Rosa
Andrade y su hijo Rubén.

Don Isaías Emhart Ampuero, a quien se le asignó la Hijuela N° 3.
Vivió junto a su esposa Eva Del Carmen Cofre Santana y sus siete hijos: Yolanda, Siro, Olga, Raquel, Silvia, Uldalicia y Agrelo, quien falleció.

Eva Del Carmen Cofré Santana, esposa del Colono Isaías Emhart, junto a Olga Emhart, hija y a Gladys, Olga María y Mónica Ruis, nietas. (de derecha a izquierda)La señora Olga Emhart, recuerda su llegada, junto a su padre y señala: el terreno era sólo monte, se componía sólo de huellas, ni siquiera entraban los caballos, estos quedaban empantanados en los terrenos, su familia se instaló en él, previamente limpiado por ellos mismos, “a puro machete” y comenzaron luego a crecer con animales".

viernes, 29 de mayo de 2009

Antecedentes del Asentamiento Poblacional

Títulos de Dominio...

Título de Dominio Hijuela N° 3, asignada al Colono Isaías Emhart AmpueroInicialmente, la llegada de familias al sector era a través de una postulación o solicitud a la Armada, no debían pagar dinero alguno.

La primera formalización de las Hijuelas entregadas a los cinco colonos de Pantanosa, se realizó en el período presidencial de Don Juan Antonio Ríos (1942 – 1946). Más tarde, en el período de Don Gabriel González Videla (1946-1952), se les otorga título de dominio.


Características de las Casas...

Casas típicas de la época con forros de tablones y revellines
Las primeras construcciones no se hicieron con trazado de calles, los primeros predios posean más de una entrada y las casas fueron construidas con “junquillos” y con los recursos que la naturaleza entregaba, no había otro material.

Don Alberto Ruiz, señala: “estas casas o chozas, eran muy pequeñas, en su interior sólo entraban las camas, una mesa, los que tenían mesa, los que tenían bancas, una estufa y los que no tenían estufa un fogón, todo en una sola pieza”.

“Mi papá nos hacía los catres, nos cuenta la Señora Olga Emhart, con maderas, con palitos, las patas las hacía con trozos de revellines que se adosaban a las maderas y los enterraba en la tierra, les llamábamos "patitas de oso" y ahí se le ponían las payasas: sacos de lino unidos y estirados de a cuatro y rellenos con paja, a modo de colchones”.

Abastecimiento de los Colonos...

Cosecha de papas en Hijuela N° 4, originalmente asignada al Colono Plutarco Serón, cedida a Ernesto Agüero quien a su vez cedió parte de ellas a Luis Figueroa y a Juan Ruiz AyancánEn las primeras décadas de poblamiento no existía negocio alguno en la zona. El más cercano se encontraba en Frutillar, en éste se compraba: arroz, café, sal, azúcar o harina, todo lo cual se vendía a granel y en bolsas de papel.

Los colonos comenzaron a trabajar sus tierras, siembras y huertas y otras actividades agrícolas, vendían leña o leche, y otros se desempeñaban en la fábrica como obreros, como fue el caso del padre de don Alberto Ruiz. Otras familias se dedicaron a la crianza de animales, como ovejas, bueyes o vacunos.

Los primeros y segundos colonos no vendían sus tierras, sino que las usaban como material de trueque: las cambiaban por comida o por especies, ya que de acuerdo a los documentos, así debía ser.

Segundos Colonos...

Luego se realizó una segunda partida de asentamientos, ello gracias a que muchos de los primeros colonos cedieron parte de sus terrenos y otros, porque, como se requería, solicitaron tierras a la Armada.

Los segundos Colonos en asentarse fueron:

Ernesto Agüero
Esteban Águila
Amelia Miranda
Olegario Miranda
Hilario Guerrero
Francisco Ruiz

Según el relato de don Alberto Ruiz: “esta llegada se produjo entre 1950 y 1952, cuando era presidente Don Gabriel González Videla.

Don Plutarco Serón cedió terrenos a Ernesto Agüero quien a su vez subdividió a varias personas, como a Luis Figueroa y a Don Juan Ruiz Ayancán, padre de don Alberto. Los otros de ésta segunda partida solicitaron hijuelas a la armada.

Nuestra familia, dice Don Alberto Ruiz, se asentó en el año 1954. Yo llegué a la zona a los cinco años de edad y me acuerdo que llegamos en carreta con nuestras cosas, para mí como niño, era como un juego. Primeramente, llegamos a arrendar en los terrenos de Don Ernesto Agüero, él tenía unas casas, o no eran casas en sí, sino paramientos de revellines o estacones. Nuestra familia llegó a vivir a estos terrenos compuesta por mis padres Don Juan Bautista Ruíz Ayancán y Zulema Barría Paredes y ocho hijos: Orlando, José Miguel, Pedro, José Del Carmen, Juan Mamerto, Olga, José Carlo y yo, Alberto. Luego en el año 1955, nace otra hija del matrimonio; Magalia, la menor. Nuestra familia no tenía camas, dormíamos en “Payasas”, que eran una especie de camas pero llenas de pajas de avena con sacos de pita cocida. Ahora que la familia se había trasladado de sector, mi padre debió también cambiar de trabajo, comenzó a trabajar en la lechera, lo que fue CAFRA y hoy es “Bioleche”.

jueves, 28 de mayo de 2009

Antecedentes de la Vida Cotidiana de Los Colonos de Pantanosa

Educación de los Hijos...

Sólo algunos hijos de los colonos podían asistir a la escuela y esto se debe a que mayoritariamente la crianza o la vida cotidiana de las familias se basaba en el trabajo. Era preocupación permanente, trabajar la tierra para las siembras, cortar leña, cuidar de los animales y otros.

Nos cuenta la Señora Olga: “cuando estaba vivo mi papá, sembrábamos trigo, los hijos trabajábamos a la par, cortábamos leña, por eso que no fuimos a la escuela, teníamos que trabajar. Mi papá era muy exigente, muy exigente y uno, trabajaba tanto...Las chicas Andrade pudieron ir a la escuela, y nosotros las envidiábamos, cuando ellas volvían, nostras estábamos trabajando”.

Los hijos de colonos y los que posteriores asistieron al colegio, lo hicieron en la escuela que actualmente conocemos como Arturo Alessandri Palma de Frutillar Alto (ex escuela Básica N° 10).

Nos cuenta la señora Clénida: “Algunas familias tenían más dedicación para poder mandar sus hijos en el colegio, en el caso de la señora Adelicia, ella me cuenta que recibían “caldas” cuando no iban al colegio, no querían ir por que perdían sus zapatos y ensuciaban su ropa en el barro”.

Rol de las Madres...

Eva Del Carmen Cofré, esposa del Colono Isaías Emhart, tejiendo. Labor típica de las mujeres de la época
Las esposas o madres tenían por labor principal atender a sus maridos y criar y cuidar a sus hijos -los cuales tenían en gran cantidad - hacer la ropa, mantener la casa, por lo que no trabajaban en los quehaceres de las tierras.



Vestimenta de la Época...

Olga Emhart Cofré, hija del Colono Isaías Emhart hilando, actividad típica de la mujer de la épocaEn cuanto a la vestimenta a la que accedían los primeros colonos, era la que fundamentalmente se fabricaban ellos mismos, para lo cual ocupaban los sacos de harina, extrayendo de éstas la misma pitilla, a modo de hilo.

Comprábamos azúcar, arroz y harina, dice la Señora Olga Emhart, ocupábamos los sacos para hacernos ropa, y el hilo muchas veces era la misma pitilla, las sábanas también eran de sacos harineros, al igual que las toallas y la ropa interior.

No era muy habitual usar zapatos, se usaban los estaquillados, zapatos de cuero, pero clavados con clavos de madera.

Atención de Salud...

En cuanto al ámbito de la salud, no había servicio médico alguno en la zona. Era muy tradicional que los partos y las enfermedades menos graves se atendieran en las casas. Incluso se recuerda que algunos enfermos fueron llevados en carreta a atenderse en los alrededores por enfermedades más graves.

“Yo recuerdo, dice Don Alberto Ruiz, que a mi hermano el menor, lo llevaban donde vivía doña Teopista Antilef, había una casa, como una posta, donde estaba la “Población Emergencia”.

La Religión y las Celebraciones Festivas...

Actividades de Escuela Dominical de la Iglesia metodista. Luis Figueroa y la Pastora Irene Yáñez junto a los niños del sectorLos colonos no propiciaban ni promovían las celebraciones religiosas, pero si habían catequistas. La Semana Santa se celebraba porque no se trabajaba, en general no se iba a misa ni se rezaba en las casas. En navidad, se trabajaba.

“Nunca nos celebraron cumpleaños, dice la Señora Olga Emhart, sólo tengo recuerdo de ello hasta cuando éramos grandes”.
Mi padre, si celebraba su santo: San Juan, dice Don Alberto Ruiz. Y además, era rezador”.

Las fiestas comunitarias que se hacían eran en beneficio de las organizaciones que existían, como el club deportivo y las femeninas.

Velorios y Funerales...

Don Alberto recuerda, con respecto a los velorios:

“Eran como una fiesta, bien comida. Recuerdo que a don Isaías Emhart, lo velaron en la mesa, hicieron una mortaja negra, mientras hacia la urna don Esteban Águila, por qué lo recuerdo, porque no había pintura negra para pintarlo negro, así que lo hicieron con pasta de zapato, para que quede negra y… ahí bueno, se repartía la cena, el café, se tomaba, se hacían chistes, mucha alegría. Había harta solidaridad, cuando había una persona enferma se le iba a acompañar”.

Y la señora Clénida Nié recuerda que; “Los dolientes vestían con ropa negra, los otros, como iban a una fiesta, tenían que ir con la mejor ropa que tenían”. La ropa de los difuntos no debía tener lana, ni botones, ni alfileres.

En el caso de los Angelitos era lo mismo, pero la mortaja era blanca. La madrina era la encargada de dar la mortaja y depositarlo en la urna. En esa época, se morían muchos niños”.